viernes, 22 de abril de 2011

Palabras del Prof. Gabriel Gallego


Al finalizar la charla, el profesor Gabriel Gallego (titular de la cátedra Derecho Constitucional de la UNLZ) dirigió unas palabras a los presentes, en las que recordó a tres abogados desaparecidos de Lomas de Zamora, a quienes tuvo oportunidad de conocer…
 
Yo soy abogado de Avellaneda, militante peronista desde los 15 años, y la semana pasada Claudio (Pandolfi), integrante con mucho orgullo de mi cátedra de Derecho Constitucional, me invitó al acto de los abogados desaparecidos en la Universidad de Avellaneda. Les quiero decir que esto no es un análisis jurídico, sino simplemente una necesidad emocional. Pedí por favor de hablarles. Yo en la época era dirigente sindical de la Asociación Judicial Bonaerense, era funcionario judicial además de militante político, por eso los conocí a Zelaya, Surraco, a Oshiro, de los demás no me acuerdo. De lo que sí me acuerdo de los tres es de la risa.

Me resultó muy difícil en la reunión del otro día en la Universidad de Avellaneda considerarlos muertos. Me resultó muy difícil tener que cumplir años dentro de unos días y ellos haber sido arrancados tan violentamente de esto. Me resultó muy difícil que nada de todo esto tenga una reparación suficiente. Y me parece que como futuros abogados ustedes merecen entregarse a los elementos que los puedan resguardar de que esto no se repita. Y ojo, esto se repite y se repite constantemente. La masividad, la impunidad, la saña, con que hemos sido perseguidos durante varios años continúa con los más humildes, con los más desposeídos, los que van a ser perejiles de delitos ajenos, van a ser aquellos que tienen que llenar las estadísticas o que alguna vez fueron testigos de algo y de pronto no los tenemos más.

Cuando Surraco habló del habeas corpus, herramienta de progreso social, cívico, humano, la forma en que ha sido desvirtuada, ignorada y desmantelada no ha sido solamente producto de los esbirros militares, acá los que resolvían los habeas corpus eran jueces, a los que les daban la orden, deshonrando la profesión de abogado y mucho más la de jueces. Hemos tenido jueces que interrogaban a los detenidos bajo tortura, hemos tenido personajes que colaboraban activamente en los castigos morales, en decirnos que los que iban a ser próximamente secuestrados iban a ser nuestros hijos, o ya lo estaban.

Quiero decirles que todo esto que estamos construyendo del Estado de Derecho es absolutamente necesario y es la única salvaguarda que tenemos aquellos que no poseemos la fuerza como única razón para vivir. Quiero decirles que la posibilidad de poder dirigirme a ustedes y de poder haber escuchado muchos de estos testimonios, me resarce de muchas cosas, me completa, me quita un poco de angustia, pero fundamentalmente el mensaje es que en mi cátedra se enseña que los derechos tienen jerarquías, y cuando hablamos de cuál es el orden jerárquico en la constitución nacional de los derechos todo el mundo habla de la vida, y nosotros consideramos que la vida es un elemento biológico; el elemento principal, el derecho principal es la dignidad, y de lo que podemos estar absolutamente seguros es de que todos estos compañeros que han sufrido los tormentos y la muerte, lo que han salvado profundamente es la dignidad, no solamente como abogados, sino como hombres y amigos.

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