martes, 1 de marzo de 2011

Dr. Pedro Kesselman

El abogado, co-fundador del CALZ, recordó emotivamente a sus compañeros, y reivindicó el profundo compromiso social de sus colegas desaparecidos.


Este reencuentro con los colegas es altamente emocionante. Para muchos de ustedes esto es encontrarse con los colegas, para muchos de nosotros que veo aquí es el reencuentro.

Uso la palabra colega porque la definición de colega es compañero de profesión, y estos queridos compañeros de profesión mostraron hasta el final su coherencia, la coherencia de sus convicciones. Estos compañeros, estos colegas, lucharon siempre con los pobres, los perseguidos, con los despojados de derechos. Todos y cada uno de ellos fueron militantes y militantes de la vida, más allá de su pertenencia a determinados espacios, la coherencia de sus convicciones es lo que debemos resaltar y nosotros apelamos entonces a la memoria, no solamente a los recuerdos.

Me vienen justamente tantas cosas con respecto a muchos de los abogados. Me acuerdo de Chiche Valera, me acuerdo de aquel día que llegamos juntos a su casa, que estaba abierta y abandonada por la irrupción de los llamados grupos de tarea, y su preocupación sobre todo para proteger esa casa porque era el producto de sus afectos, de su mujer, de sus hijos, de todo lo que implicaba su vida.

Lo recuerdo a Luisito Elenzvaig, con que militamos juntos en la Fede, en la Facultad de Derecho hace muchos años, y nos reencontramos luego en Avellaneda. Recuerdo el día que llegó al Centro de Abogados de Avellaneda a pedir si podíamos hacer algo por él, en el momento más duro del terrorismo de Estado.

Recuerdo a Gastón, Gastón Courtade, vital, luchador, siempre hasta su pose física, pecho salido, dispuesto a la lucha siempre por causas justas, por causas nobles. Oshiro que lo acompañaba no solamente en su estudio, sino que lo acompañó también en ese destino que les aplicaron justamente por ser ambos, lo que decíamos antes, coherentes con sus convicciones, y firmes en la defensa de aquellos que eran perseguidos y víctimas de todo tipo de injusticias.

Doy estos nombres como ejemplos, pero cuando digo lo de la militancia con la vida, ustedes habrán visto que casi todos ellos, todo ellos, salieron del ejercicio profesional de una decorosa comercialidad de la profesión para hacer además de una militancia, además de su participación en las luchas populares, además ellos volcaron sus inquietudes, volcaron su vuelo en la poesía; Chiche Valera con los cuentos del Tío Aurelio, la pintura.

El Negro Sosa, lo recuerdo al Negro Sosa que venía de un origen humilde y se superó, luchó, fue cada vez más importante en su crecimiento vital. El Negro con esa sonrisa socarrona, los ojitos chiquitos. Sus asesinos no le mataron sus ideales, eran unas bestias frente a quienes eran creadores, creadores de vida, creadores y fundadores de principios éticos, que nosotros hoy venimos acá a rescatar y a revalorar. Y no podrán sacarnos jamás esta presencia que llevamos adentro y que nos compromete a seguir con ellos en nuestros corazones, en nuestras vidas, en nuestro accionar.

Ningún político caudillesco devaluado, ni ningún escriba lenguaraz de andar zigzagueante podrá decir que esto hay que terminar, que hay que mirar para adelante, no, los que van a terminar son ellos, los compañeros que hoy aquí valoramos, rescatamos, reencontramos, están vivos en nosotros, están vivos en sus hijos, en sus familias, y en todos aquellos colegas y compañeros, no solamente de su generación, sino de las nuevas generaciones.

Yo soy miembro de este colegio, que muchos de ellos ayudaron a fundar en la década del ´70, a partir del Movimiento Social de Abogados, que creamos en el estudio de Monti, ahí estaba Zelaya Mass con nosotros. Esa generación fue núcleo de las nuevas generaciones, los jóvenes abogados de hoy retoman esos principios, retoman esa memoria, la contemplan, retoman esas convicciones y la llevan adelante. Que el narcisismo de las pequeñas violencias no nos permita olvidar a los compañeros.

A ellos los unieron por sobre todas las cosas, la convicción, la coherencia y la defensa de ideales justos, de utopías que nosotros siempre creemos que van a ser realidad, más temprano que tarde, y queremos y creemos que las jóvenes generaciones de abogados seguirán esa tarea y con el nombre de estos compañeros habrán de bregar por una sociedad más justa que ellos soñaron y por la cual lucharon.

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